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Hans Baldung “La
Muerte y una mujer”, (1518-1520). Fuente: Wikipedia.
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POEMA XVII
MI CÁLIDO SUEÑO.
No,
no me despierten, aún no es el momento de abrazar la realidad.
Quiero seguir durmiendo bajo la calidez de este sueño
que me hace olvidar quién soy por un momento mientras abrazo,
en esta utópica realidad, a la mujer por la que hoy sigo viviendo,
aun cuando no merezco ni el más mínimo rayo de felicidad.
Quiero seguir así, atando mis brazos a su cintura, mi lengua a su boca,
pues necesito que el silencio no sea molestado en ningún momento
por el dolor de las lágrimas vertidas o las palabras propiamente omitidas.
Sólo deseo oír el latido de su corazón acelerando el mío,
porque en este cálido sueño que vivo de prestado ella me sigue queriendo.
No quisiera entorpecer su bonita sonrisa, déjenla que siga creyendo
que el mañana será perfecto, pues el presente es el momento que ella
olvida cuando en mis ojos fija su mirada y con su inocencia me hace creer
que las estaciones pasadas volverán para ayudarnos a envejecer nuestras caras,
mientras nos cogemos de la mano a la orilla del río Piedra.
Donde su voz es mi consuelo, su presencia mi debilidad, y su figura
la razón por la que omito que estoy muerto cuando la miro sin que me vea
y a su lado me tiene para seguir soñando que aún estamos juntos a pesar
de que la guerra ya se ha cobrado a sus muertos, mientras ella ignora
que una carta la espera en el buzón cuando la luz del día le haga despertar.
Akasha
Valentine © 2015 Poemas desde el alma.